Un hoyo negro devora una estrella de neutrones

Por Manuel Pichardo Marcano


En 1916 como parte de su teoría general de la relatividad, Einstein predijo la existencia de las ondas gravitacionales debido a la colisión de objectos extremadamente masivos. Una predicción que tomaría a científicos de todo el mundo 100 años en confirmar. En 2016 el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Laser (LIGO por sus siglas en inglés) detectó por primera vez ondas gravitacionales de la colisión de dos hoyos negros, y un año más tarde, en 2017, ondas gravitacionales de la colisión de dos estrellas de neutrones. Desde entonces LIGO y su contraparte europea, VIRGO, han abierto una nueva ventana al estudio del universo, vía ondas gravitacionales. Hasta hoy LIGO y VIRGO han detectado decenas de eventos de colisiones entre dos hoyos negros, y colisiones entre dos estrellas de neutrones, pero nunca una colision entre ambos tipos de objectos. Al menos hasta este mes.

Imagen artística de un hoyo negro devorando a una estrella de neutrones. Credito de imagen: Dana Berry NASA
Imagen artística de un hoyo negro devorando a una estrella de neutrones. 
Credito de imagen: Dana Berry NASA

El 14 de agosto del 2019 puede que sea la primera vez que una se haya detectado de forma directa las ondas gravitacionales producidas por un hoyo negro al devorar una estrella de neutrones. Desde su detección,  científicos de todo el mundo han tratado de buscar la contraparte óptica de tal energético evento. La detección de ondas electromagnéticas ayudaría a confirmar la naturaleza de la colisión, pero hasta ahora todo parece indicar que las ondas gravitacionales detectadas fueron producidas cuando un hoyo negro de aproximadamente 5 veces la masa de nuestro Sol destruye una estrella de neutrones de aproximadamente 2 veces la masa de nuestro sol. La confirmación del evento significaría un gran avance en el estudio de las estrella de neutrones y objectos masivos en general. Las estrellas de neutrones son los objectos más densos conocidos en el universo. Con una masa comparada a la de nuestro Sol contenida en un radio de tan solo 10 kilómetros, estos densos y masivos objectos sirven como laboratorios estelares para estudiar la materia en condiciones imposibles de recrear en los laboratorios aquí en la tierra.



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