El Gran Lago Salado de Utah está sonando las alarmas climáticas
Imagen del satélite Landsat del Gran Lago Salado de Utah en el 1985 (izquierda) y 2022 (derecha). Fuente: Nasa Earth Observatory |
El Gran Lago Salado de Utah está haciendo sonar las alarmas climáticas al perder 73% de su agua por lo que se calcula la liberación de 4.1 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Durante años, científicos y líderes ambientales han estado advirtiendo que el Gran Lago Salado se dirige hacia un declive catastrófico. Ahora, una nueva investigación indica que las orillas desecadas del lago también se están convirtiendo en una fuente cada vez más significativa de emisiones de gases de efecto invernadero. Los científicos han calculado que las partes secas del lecho del lago liberaron alrededor de 4.1 millones de toneladas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en 2020, basándose en muestras recolectadas durante siete meses de ese año.
El estudio, publicado en la revista One Earth, sugiere que el Gran Lago Salado -que es el lago de agua salada más grande del hemisferio occidental- y otros lagos salinos en contracción en todo el mundo podrían convertirse en importantes contribuyentes de emisiones que calientan el clima. La investigación también se suma a una lista alarmante de consecuencias ambientales provocadas por el precipitado declive del lago.
En las últimas décadas, a medida que se ha desviado más y más agua del lago para irrigar tierras de cultivo, alimentar la industria y regar jardines, un informe del año pasado estimó que el lago había perdido el 73% de su agua y el 60% de su superficie.
Muelles vacíos visibles en 2022 debido a los niveles récord de agua baja en el Gran Lago Salado. Fuente: Rick Bowmer/AP |
El lago en declive ha expuesto un lecho polvoriento lleno de arsénico, mercurio, plomo y otras sustancias tóxicas que amenazan con aumentar las tasas de enfermedades respiratorias, cardiacas, pulmonares y cánceres. A medida que su volumen se reduce, el lago también se está volviendo más salado e inhabitable para las moscas nativas y los camarones de salmuera. Eventualmente, los científicos han advertido que podría ser incapaz de sostener a los 10 millones de aves migratorias y fauna que lo frecuentan.
Otras investigaciones han documentado emisiones de otros lagos salinos, incluido el Mar de Aral en Asia Central, aunque se necesita más investigación para comprender completamente el alcance. Tanto los lagos salinos como los de agua dulce pueden actuar como sumideros de carbono, señaló, en algunos casos almacenando grandes cantidades de carbono en sus sedimentos. Pero a medida que la crisis climática acelera el declive de estos lagos, podrían comenzar a liberar grandes cantidades de dióxido de carbono que, a su vez, podrían agravar el calentamiento global, creando un ciclo de retroalimentación vicioso.
En un estudio publicado en junio se encontró que la exposición a la contaminación por partículas del lecho del lago era más alta para los residentes isleños del Pacífico e hispanos, y más baja entre los residentes blancos, probablemente porque las comunidades minoritarias y de bajos ingresos son más propensas a estar en el camino del polvo transportado por el viento desde el lago. Preservar los niveles del lago reduciría la contaminación por polvo y disminuiría las marcadas disparidades raciales en la exposición a la contaminación del aire, encontraron los investigadores.
Actualmente se ha formado un equipo de investigadores que están ayudando a cambiar el destino del lago para 2034, cuando Utah será sede de los Juegos Olímpicos de Invierno.
Basado en artículo de Maanvi Singh de The Guardian, 2 Aug 2024