Estas son noticias y notas breves sobre nuestra Tierra, como planeta, y sobre el universo.
Estos artículos son parte de la página web El Planeta Tierra
Hace 41 años, científicos predijeron el cambio climático y tenían razón
Han pasado cuatro décadas desde el primer informe mundial creíble sobre el efecto del dióxido de carbono en el clima mundial. Image: Shutterstock
El año pasado (2019), el mundo celebró el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna (1969). Sin embargo, ha pasado casi inadvertido otro aniversario científico, quizá de igual importancia para el futuro de nuestra civilización. Hacían, entonces, cuarenta años, un grupo de científicos se reunió en la Institución Oceanográfica de Woods Hole, en Massachussetts, para la primera sesión del “Grupo Ad Hoc sobre Dióxido de Carbono y Clima”. La reunión dio lugar a la preparación del llamado Informe Charney, la primera evaluación exhaustiva sobre el cambio climático mundial debido al dióxido de carbono.
No suena tan increíble como el aterrizaje en la Luna y, desde luego, no había millones de personas conteniendo la respiración a la espera de los resultados de la reunión. Sin embargo, el Informe Charney es un buen trabajo científico y el éxito de sus predicciones a lo largo de estos 40+ años ha establecido firmemente la ciencia del calentamiento global.
¿Qué es ese ‘gas de efecto invernadero’?
Ya en el siglo XIX, otros científicos habían demostrado que el dióxido de carbono era lo que hoy llamamos un “gas de efecto invernadero”. En la década de los 50 del siglo XX, los científicos predijeron el aumento de la temperatura en varios grados producido por la quema de combustibles fósiles. En 1972, John Sawyer, responsable de investigación de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, escribió un artículo de cuatro páginas publicado en la revista Nature que resumía lo que se sabía hasta ese momento. El artículo predecía un calentamiento de casi 0,6 ℃ para finales del siglo XX.
Pero estas predicciones eran todavía controvertidas en los años 70. En todo caso, el mundo se había enfriado a mediados del siglo XX y todavía se especulaba en los medios de comunicación con que quizá nos estábamos dirigiendo hacia una nueva edad de hielo. El encuentro de Woods Hole reunió a 10 distinguidos científicos del clima, que habían solicitado asesoramiento a otros investigadores de todo el mundo. El grupo estaba liderado por Jule Charney, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), uno de los estudiosos de la atmósfera más respetados del siglo XX.
El informe expone claramente lo que se sabía sobre los posibles efectos del incremento de dióxido de carbono en el clima, así como las incertidumbres. La conclusión del informe fue clara:
"Estimamos que el calentamiento más probable al duplicar las emisiones de CO₂ estará cerca de 3 ℃ con un margen de error de 1,5 ℃."
Nuestro clima sobre los últimos 40 años. Emisión anual media de CO2 (ppm, desde el observatorio de Mauna Loa) y la anomalía (desviación de la media) desde la temperatura media de la superficie global. Imagen provista por el autor. CC BY-ND
Durante los 40 años transcurridos desde aquella reunión, la media anual de concentración de CO₂ en la atmósfera, medida en Mauna Loa, Hawaii, se ha incrementado cerca de un 21 %. Durante el mismo periodo, la temperatura media global de la superficie terrestre se ha incrementado en torno a 0,66 ℃, casi exactamente lo que podría haberse esperado si una duplicación de CO₂ produce cerca de 2,5 ℃ de calentamiento, justo un poco por debajo de su mejor estimación. Un pronóstico notablemente premonitorio.
Repercusión del artículo
A pesar de la gran consideración con la que los autores del Informe Charney fueron recibidos por sus compañeros científicos de aquella época, el informe no produjo cambios inmediatos de comportamiento por parte de los ciudadanos o los políticos. Con el tiempo, como el mundo ha continuado calentándose como se predijo, el informe ha sido considerado como un hito relevante para calibrar las consecuencias que nuestros actos tienen sobre el clima. La nueva hornada de científicos del clima venera a Charney y sus coautores por su perspicacia y claridad.
Base científica
El informe ejemplifica cómo trabaja la buena ciencia: tras un examen desde los puntos de vista físico y químico, se establece una hipótesis, y, basándose en los resultados de su investigación, se hacen predicciones sólidas. Aquí, “predicciones sólidas” significa algo que sería improbable que suceda si sus hipótesis y sus investigaciones fueran incorrectas. En este caso, sus predicciones más específicas fueron que el calentamiento entre 1,5 ℃ y 4,5 ℃ vendría acompañado de una duplicación del CO₂ atmosférico. En ese momento, las temperaturas globales, a falta de sus hipótesis y ciencia, podría haberse esperado que se mantuvieran prácticamente iguales durante los 40 años posteriores, que se enfriaran un poco, posiblemente incluso que enfriaran mucho, o que calentaran un montón (o un poco).
En ausencia de una ciencia del calentamiento global, cualquiera de estos resultados podría haber sido factible, así que sus predicciones específicas reflejaron una prueba muy rigurosa de su ciencia.
Los autores del Informe Charney no resumieron sin sentido crítico la ciencia. También actuaron de forma escéptica, intentando encontrar factores que pudiesen invalidar sus conclusiones. Así, determinaron:
"Hemos intentado, pero no ha sido posible encontrar efectos físicos pasados por alto o subestimados que puedan reducir el calentamiento global estimado actual como consecuencia de la duplicación del CO₂ atmosférico a proporciones insignificantes o revertirlas completamente."
El informe y la exitosa verificación de su predicción aportan una base científica firme para el debate sobre qué debemos hacer ante el calentamiento global. Durante los 40 años siguientes, como el mundo se calentó tal y como Charney y sus compañeros esperaban, la ciencia del cambio climático mejoró, con modelos que incluyeron varios de los factores que faltaban en las conclusiones de 1979.
Sin embargo, esta ciencia posterior solo ha confirmado las conclusiones del Informe Charney, aunque ahora son posibles muchas más predicciones detalladas sobre el cambio climático.
Concentración de clorofila en los mares y océanos del planeta. Imagen de MODIS. Fuente: NASA Earth Observatory. En la base de la red alimenticia de los océanos se encuentran algas unicelulares y otros organismos similares a las plantas conocidos como fitoplancton. Al igual que las plantas terrestres, el fitoplancton utiliza clorofila y otros pigmentos captadores de luz para realizar la fotosíntesis, absorbiendo dióxido de carbono atmosférico para producir azúcares como combustible de las células. La clorofila cambia la forma en que refleja y absorbe la luz solar en el agua, lo que permite a los científicos mapear la cantidad y ubicación del fitoplancton. Estas mediciones brindan a los científicos información valiosa sobre la salud del medio ambiente oceánico y los ayuda a estudiar el ciclo del carbono oceánico. Los mapas de clorofila mostrados en el video a continuación muestran las concentraciones de clorofila en el agua en miligramos de clorofila por metro cúbico de agua de mar ca
Campo de papas bajo agricultura tradicional. Foto de meganelford0 de Pixabay La mayoría de los alimentos que consumimos se cultivan en la capa superior de los suelos, esa tierra negra rica en carbono que nutre todo, desde zanahorias hasta sandías. La fertilidad de este suelo se ha desarrollado durante tiempos extensos. Pero durante los últimos 160 años, el Medio Oeste de los Estados Unidos ha perdido 63,400 millones de toneladas de la capa superior del suelo debido a las prácticas agrícolas. De hecho, la capa superior del suelo del Medio Oeste se está erosionando entre 10 y 1000 veces más rápido que en la era pre-agrícola. La tasa de erosión es 25 veces mayor que la tasa a la que se forma esta capa del suelo. Según una nueva investigación de la Universidad de Massachusetts-Amherst , esta tasa rápida e insostenible de erosión del suelo puede reducirse drásticamente utilizando un método agrícola que ya se practica: la agricultura sin labranza. Este método, que actualmente se practic
Imagen de Herbert Aust de Pixabay Los humedales son ecosistemas especiales que están inundados o saturados de agua, de forma permanente o por estación. Incluyen manglares, marismas, pantanos, humedales boscosos, pantanos, praderas húmedas y lagunas vernales. La característica que comparten la mayoría de los humedales es el suelo o sustrato que se satura o cubre con agua al menos periódicamente. Los humedales son algunos de los ecosistemas más amenazados del mundo. Si bien los humedales pueden verse afectados por una variedad de factores estresantes naturales, como la erosión, las sequías y las tormentas, las actividades humanas han sido el principal impulsor de la disminución de los humedales. Pero según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad McGill en Canadá, es probable que se haya sobreestimado la pérdida global de áreas de humedales desde 1700. Los investigadores calcularon que el área de los ecosistemas de humedales en todo el mundo ha disminuido entr